En el diseño de jardines, las plantas ornamentales son protagonistas esenciales, pintando un lienzo con una amplia gama de colores, texturas y fragancias que convierten el espacio en una obra de arte en constante movimiento.
La elección de las plantas va más allá de una cuestión de cultivo. Las variables de luz, suelo, temperatura y humedad guían nuestra selección inicial, pero es la diversidad de formas y cualidades sensoriales lo que permite que el jardín hable con los sentidos. Las plantas se convierten en volúmenes vivos, cada una con su propio tamaño, forma, color y textura.
Por otro lado, son parte fundamental de las estructuras que componen el esqueleto del jardín: No sólo belleza, las plantas cumplen un propósito práctico.
Cada planta debe desempeñar un papel funcional en el diseño del jardín. Algunas de sus utilidades más frecuentes incluyen:
· Techo Verde: Proporcionan refugio y sombra del ardiente sol, creando espacios de frescura y comodidad.
· Punto Focal: Actúan como elementos singulares que atraen la atención, creando un punto focal visualmente impactante en el jardín.
· Mejora de Vistas: Enmarcan y realzan las vistas hacia el entorno circundante, haciendo que la belleza natural sea aún más impresionante.
· Delimitadores Espaciales: Definen zonas de estar, brindando una sensación de seguridad y privacidad a quienes disfrutan del jardín.
· Barreras de Vistas: Ocasionalmente, necesitamos ocultar elementos no deseados o poco atractivos. Las plantas ornamentales pueden actuar como escudos verdes, protegiendo nuestra vista de lo que preferimos no ver.
El diseño del jardín se convierte así en una coreografía de elementos sensoriales y funcionales, donde las especies ornamentales son las estrellas que despliegan todos sus atractivos. Cada planta es una nota en la sinfonía del jardín, una paleta de colores, texturas y fragancias en el lienzo verde, y juntas crean un cuadro en movimiento que cambia con las estaciones y evoluciona con el tiempo.